Amor propio

El amor es inconmensurable,

nace y se expande sin fronteras,

ocupa el vacío rebosando el cuerpo

que, confuso, pone freno

al arrastre de su fuerza.

Pero el amor es inmenso,

escapa a nuestros sentidos

y aun al entendimiento;

no lo conocemos en todo su esplendor.

Es más que un cariño,

más que el respeto,

más que admiración.

Es todo lo que nos llena y nos guía,

la fuerza motora de la existencia;

Es un borbotón de agua cristalina

que emana de nuestro pecho

y envuelve con su tejido

el ser que somos; divino, perenne.

El amor es infinito,

atemporal y vivo,

no muere ni sufre por ser inmortal,

porque al estar en nosotros

se alimenta de nuestro sentir

y, a su vez, nos nutre.

El amor es grande.

Todo lo toca y nos convierte,

llena el espacio que rodea el alma;

finge marcharse pero vuelve,

permanece indemne

y resucita de entre los vivos

porque nunca murió.

Arde en deseos y aspiraciones

porque el amor es fuego férreo,

como una aleación de sensaciones poderosas.

Está en todas partes,

acompaña a los corazones marchitos

dándoles, al fin, una enésima esperanza.

El amor es incomprensible, inexplicable,

pero palpable y accesible como ninguno.

Sentimos amor, sin censuras.

Es una fuerza que a veces comprime

y, las más, expande nuestro ser

hasta límites inexpugnables.

Yo amo. Yo soy amada.

Yo tengo el privilegio del amor incondicional.

Soy infinita porque me amo

y el amor lo puede todo.

Yo soy amor.

(Pequeña Criatura, 1 de octubre de 2010)

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Short: Blanco

Botines: STR

Anillo: Sfera

Fotos: Juan N. Abril